Las negociaciones están progresando bien”, dijo Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), respecto de las negociaciones entre ese organismo y la Argentina por un crédito stand-by. Y ya comenzaron a trascender algunas de las medidas que deberá tomar la gestión del presidente Mauricio Macri para cumplir con las pautas que el Fondo requiere para que el país demuestre su capacidad de repago del préstamo.
Algunas apuntan a un achique del gasto superfluo en el Estado nacional, de tal manera de mostrar que la austeridad empieza por Casa Rosada. Otras, en tanto, tienen como protagonistas a las empresas con participación estatal, de tal manera de quitarle los subsidios, en una medida considerada de cirugía mayor. Paralelamente, el jefe de Estado insistirá ante los gobernadores para que también hagan los deberes fiscales y que sus presupuestos tiendan al equilibrio.
El achique del gasto público es interpretado como un ajuste al gradualismo que muestra el modelo económico que sigue Macri. Esa es una de las mayores inquietudes entre parte de la clase dirigente y la propia sociedad, que está dada por los condicionamientos que imponga el FMI a la política macroeconómica local, en contrapartida por el financiamiento a suministrar, advierte el último reporte del Instituto para el Estudio de la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral). Efectivamente, las líneas stand-by requieren la redacción de una carta de intención por parte del país solicitante, en la que se establece un programa económico que permita superar las vulnerabilidades que lo condujeron a la situación de turbulencia. Estas acciones, acota la entidad que depende de la Fundación Mediterránea, suelen plantearse en términos de metas cuantitativas, relacionadas con la evolución de determinadas variables macroeconómicas, como el nivel de reservas internacionales, deuda externa o resultado fiscal global.
Un día después de que el Gobierno dejara atrás la meta de inflación, el 28 de diciembre pasado, el comité ejecutivo del Fondo dio a conocer un documento en el que establecía algunas pautasque debería seguir la Argentina para encarrilar su situación económica (ver El documento...)
En este marco, según los economistas del Ieral Marcelo Capello, Luis Laguinge y Lucía Iglesias, el inicio de las negociaciones con el FMI para acceder a una línea de crédito stand-by ofrece una oportunidad para restablecer la confianza externa en la capacidad de repago del país y recalibrar el programa fiscal a fin de llegar más rápido a una situación de equilibrio en las cuentas públicas.
“Si este acuerdo se efectiviza y el país accede a un monto de financiamiento importante, la confianza externa en la capacidad de repago del país podría aumentar de manera significativa, tanto por las garantías que ofrece la presencia del Fondo a la hora de supervisar la evolución de las cuentas públicas, como por la existencia de una red de contención ante la presencia de dificultades en la balanza de pagos”, puntualizan en el reporte.
Con esta financiación de última instancia asegurada, y si se acelera la reducción del desequilibrio fiscal, disminuye sustancialmente la vulnerabilidad de la economía argentina, consideran. Esta situación, junto a un tipo de cambio más realista, si bien en el corto plazo tendrá repercusiones negativas sobre la inflación y la actividad, podrían a mediano plazo generar más confianza sobre la viabilidad fiscal y externa del plan gradualista, y la economía volver a tasas intermedias de crecimiento, sobre bases más firmes, explican los expertos del Ieral.
El documento de 2017 que contiene las recetas
1. Bajar el gasto público es esencial, especialmente en las áreas donde ha crecido más rápidamente en los últimos años, como salarios, pensiones y transferencias sociales (mitigando el impacto sobre los grupos más vulnerables), había sugerido el FMI en diciembre pasado.
2. Apoyo al Consenso Fiscal (el acuerdo fiscal alcanzado por la gestión de Mauricio Macri con las provincias). La recomendación del Fondo fue establecer un ancla fiscal de mediano plazo y mecanismos más fuertes de "enforcement" (de estricta aplicación).
3. La reforma tributaria es un buen paso, aunque se puede hacer más para eliminar impuestos distorsivos. la advertencia que realizó el organismo, en diciembre pasado, fue no confiar en un crecimiento incierto que compense el costo fiscal.
4. La política monetaria estricta es bienvenida para cumplir con las metas de inflación, había dicho el FMI en su informe de diciembre pasado. Reducir la monetización del déficit fortalecería la independencia del Banco Central (BCRA y la credibilidad del régimen.
5. Se requiere una reducción más acelerada en los aranceles a la importación, la eliminación de la mayoría de las licencias, la remoción de las barreras a la entrada y salida de firmas y el incremento de la competencia interna.